martes, 26 de junio de 2012

Parkour

Todo empezó cuando vi este vídeo en internet:

A partir de ese momento decidí que yo también quería aprender a hacer parkour. Y, dicho y hecho. Aún me queda mucho entrenamiento, pero os dejo unas fotos, a ver qué os parecen. Si me vierais en directo, alucinaríais. Me voy a tener que comprar un casco para poner una de esas cámaras Go-Pro, porque la calidad de las imágenes es un poco mala. Disculpad las molestias.
Salto de calentamiento
Salto mortal 1
Aterrizaje
Escalando la pared

Nuestros talentos

Todo perro tiene un talento oculto, o no tan oculto.

No sé si os lo he dicho ya, pero a mí me gusta mucho correr detrás de los pájaros; y a Rabi, de las moscas. Sin embargo, la caza no debe de ser uno de nuestros talentos, pues nunca alcanzamos nuestras presas (a no ser que estén ya muertas).

Os hablo de otro tipo de talento, talento artístico.


De mayor, yo quiero ser cantante; Rabi, bailarín.

Yo canto. De mayor quiero ser una estrella del rock. Mis dueñas me animan a cantar. Aúllan conmigo, pero lo hacen tan mal... Me tengo que buscar a alquien que me haga los coros, porque Rabi ladra aún peor que ellas.

Os dejo una foto de un ensayo (perdonad la calidad de las fotos, aún no tengo un equipo profesional).


Ensayando

También tengo algún vídeo, pero no lo subiré a Perrutube para evitar plagios: mis canciones son tan originales que me da miedo.

Rabi es un bailarín de ballet. Es tan flexible y delgado que puede hacer hasta trucos de contorsionista, aunque a él le gusta más eso de ponerse tutú.


El número más exitoso de Rabi
Bailando con tutú


sábado, 16 de junio de 2012

Mis primeros meses

Nací aquí:


Mi lugar de nacimiento
Como veis mi mamá vivía en un sitio un poco sucio. A ella la abandonaron cuando supieron que iba a tener cachorritos y alguien la llevó allí: un refugio para perros abandonados. 

La verdad es que no me acuerdo muy bien de mis hermanos... Sólo sé que, cuando fuimos grandes para comer pienso, nos separaron de mamá y nos metieron en una casita de cemento con otros perritos. Creo que tenía un mes y medio o dos. Nos daban de comer todos los días aunque, como éramos unos cuantos, pasábamos hambre. Así fue cómo aprendí a comer rápido. En la casita no llovía, pero hacía frío y había bichitos que nos picaban. De vez en cuando venían personas y nos miraban a todos y, poco a poco, se fueron llevando a mis hermanitos de sangre.

Un buen día se acercaron dos chicas por allí. Se llamaban Mónica y Ana. Querían una cachorrita que de mayor fuera mediana. Las dejaron entrar donde yo estaba y la mujer del refugio me cogió en brazos. Yo la chuperreteé entera, siempre que tenía un ratito venía a darme mimos (desde aquí le mando  las gracias por todo lo que hizo por nosotros). En tres minutos estaba en los brazos de Ana.

Los primeros días tuve mucha fiebre y el veterinario dijo que a lo mejor estiraba la pata, ¡valiente estupidez! Si soy una chica del norte, ¡cántabra hasta la médula! 

Os dejo con la primera foto mía que conservo.
    


Por último os dejo una foto de mis últimos días en Cantabria, para que veáis lo que crecí en unos días



viernes, 15 de junio de 2012

Rabi

Hola, hoy le toca el turno a Rabi.

Le dejaría escribir a él para que se presentara, pero éste es mi diario. Además, seguro que empezaría a decir cosas que no son del todo ciertas. Por ejemplo, diría que cuando él está tumbado plácidamente al sol, yo le amenazo o me tumbo encima de él y me quedo con su sitio. Está un poco acomplejado, porque yo soy mucho más fuerte que él, aunque él sea mayor.

Rabi es gruñón, ladra a todo el mundo, pero guarda la casa mejor que un león. Cuando va por la calle también ladra, y muchas veces le tienen que poner bozal. Nos llevamos bastante bien, pero de nuestra relación de hermanos ya os hablaré.

Voy a contaros cómo llegó. Como todas las tarde bajé al parque a jugar. A la vuelta, ya en el ascensor, percibí el suave aroma de mi dueña Claudia mezclado un extraño hedor. Intuí que algo raro estaba pasando. Y... efectivamente, cuando llegué a casa, un perro sucio, pequeño y chillón me estaba esperando.

Rabi, el día de su llegada
  
Al parecer, Claudia y su madre se lo habían encontrado en la calle, cruzando con el semáforo en rojo. ¡Casi le atropella un autobús! Por suerte, le vieron y decidieron traerlo a casa, hasta que encontraran a su dueño. Pero el dueño estaba fuera del mapa, porque Rabi no tenía microchip. Además, la veterinaria nos dijo que, probablemente, le habían pegado, y estaba muy delgado. Así que, nos dio pena, y se quedó con nosotras. 

Para siempre.

viernes, 8 de junio de 2012

Los gatos

Tengo prisa por hablaros sobre algo que me preocupa: los gatos.

A mí, cuando veo uno, se me ponen los pelos de punta. Suelo ladrar muy grave, para asustarlos, porque son tan raros... Además, Vaco, mi hermano de Cantabria, me contó algo. Él tuvo una prima gata y vivió con ella.

Me dijo que cuando la vio por primera vez, ella se escondía. Se llamaba Bibi. Cuando por fin salió de su escondite, que era la parte de atrás de la taza del váter, se relamió. La vio tan pequeña e indefensa que se imaginó pegándose un festín.


Pero Ana y Mónica la defendían siempre y ella, la cobarde, se metía debajo del sofá. Vaco se volvía loco buscándola y al final ella siempre sacaba sus patitas con uñas afiladas y le raspaba el hocico. Me ha dicho que escuece mucho cuando un gato te araña el morro... Pero encima tu orgullo se cae por los suelos. 

Aquí podéis ver sus uñas afiladas

Por si no fuera poco ver cómo todos los mimos iban para Bibi, se apropió sus juguetes. 

Bibi con la pelota de Vaco


Finalmente Vaco, el pobrecito, se dio por vencido. Y pasó de ser cazador... 



... a ser cazado


jueves, 7 de junio de 2012

Presentación

Me llamo Uca, tengo casi dos años. Si quieres verme bien, ve a la pestaña de Personajes principales, soy la primera. Salgo muy bien.

Me gusta correr y no hacer caso a mis dueñas. 

Si me meten en uno de los corralitos del parque, suelo saltar la valla e irme al otro. Todo el mundo alucina con los saltos que pego. ¡Y los mordicos! Como no conozco a mi papá y de pequeña me llamaban pitbulito, decidí comportarme como uno. Me meto con todos los perros más grandes que yo, cuanto más grandes, mejor. Así ven lo valiente que soy.

Como pasé hambre de bebé, me como todo lo que pillo. Para eso tengo que olisquear por todos los lados y de nuevo, salirme del corral. Ya sé que mis dueñas se enfadan un poco, pero yo soy muy golosa. Mejor no os digo lo que he comido hoy (Ana casi vomita).

Tengo un hermano. Se llama Rabi, aunque mi dueña Claudia lo llama Rabanito. Es un chillón, pero os hablaré de él más adelante.

Antes de irme a cenar, quería deciros en qué invierto el 60 % de mi tiempo:

Durmiendo


¡Oh! ¡Si se ve mi colmillo de pitbulito! Fotos que me hacen a traición. 


¡Buenas noches!